miércoles, 5 de marzo de 2014

VIII Media del Camino (2014)


Salida desde Nájera..........

        Tras tres días mirando al cielo y viendo como la lluvia empapaba la tierra de los caminos de Nájera, amanece el domingo con el cielo bastante despejado, por lo menos no nos mojaremos, pienso, aunque mis pensamientos se van una y otra vez a ¿en qué estado habrían quedado los caminos tras tres días de lluvias?
Con unos amigos

        Ya en Nájera, mi compañero de la Media de Vitoria me da el dorsal que tan amablemente ha ido a buscar a Santo Domingo, dejando el coche allí para la vuelta a casa y bajando en el autobús de la organización, y juntos nos vamos a calentar. Siento que mis piernas no están cansadas por los días de entrenamiento y tengo muy buenas sensaciones, pienso que el objetivo de bajar de 1.30h en una media de esta dureza es asequible, confiado me coloco en los primeros puestos de la salida, me siento bien y estoy dispuesto a ir fuerte desde el principio.
        Pistoletazo de salida y salgo fuerte por  la primera de las múltiples subidas que nos esperan, ansiosas por consumir nuestras fuerzas, bajada muy rápida y ya en un terreno más llano me percato de que en el grupo en el que voy, corre un poco más rápido de lo que en mi estrategia de carrera me había planteado, y aunque me siento bien, decido ir dejándome caer  de ese grupo poco a poco, pero siempre buscando esquivar al viento que se hace notar, buscando a alguien tras el  que parapetarme , vicio adquirido en mis rutas en bici en las que siempre voy con compañeros más fuertes que yo.
Pleno esfuerzo
 muy complicado mantener  la velocidad que mi plan me demandaba y en ese momento me adelantó un corredor de complexión muy fina que se movía en ese terreno como pez en el agua y tonto de mi, decido seguirlo ya que mi Garmin me marca que lleva la velocidad que yo quiero, piso donde el pisa, en busca de la anhelada tierra firme, incluso nos salimos al sembrado adelantando corredores, de vez en cuando arrastramos las zapatillas intentando soltar ese lastre que merma nuestras fuerzas, no sé lo que duró, pero cuando acabó el barro, mis fuerzas habían quedado enterradas en él y encima tenia ante mí la cuesta de un km de dura subida, aprieto  los dientes y comienzo a subir sabiendo que el objetivo de 1.30h es ya una quimera, puesto que mis buenas sensaciones han desaparecido, ya no podía llevar el ritmo que quería. y en ese momento me adelantó un corredor de complexión muy fina que se movía en ese terreno como pez en el agua y tonto de mi, decido seguirlo ya que mi Garmin me marca que lleva la velocidad que yo quiero, piso donde el pisa, en busca de la anhelada tierra firme, incluso nos salimos al sembrado adelantando corredores, de vez en cuando arrastramos las zapatillas intentando soltar ese lastre que merma nuestras fuerzas, no sé lo que duró, pero cuando acabó el barro, mis fuerzas habían quedado enterradas en él y encima tenia ante mí la cuesta de un km de dura subida, aprieto  los dientes y comienzo a subir sabiendo que el objetivo de 1.30h es ya una quimera, puesto que mis buenas sensaciones han desaparecido, ya no podía llevar el ritmo que quería. Y así van transcurriendo los km de una manera razonablemente cómoda y al ritmo que me he fijado, hasta aproximadamente la mitad de la carrera donde nos encontramos con el temido barrizal, la tracción se hace difícil, el barro se nos acumula en nuestras zapatillas convirtiéndolas en pesadas losas y se hace muy complicado mantener  la velocidad que mi plan me demandaba
Santo Domingo,recompensa ,llegada y fin
Los últimos km se me hacen larguísimos, no corro  fluido y cada zancada es lanzada con mucho esfuerzo, sufro como un bellaco hasta alcanzar la ciudad calceatense y a cuentagotas voy perdiendo posiciones, a falta de un km siento que un numeroso grupo me está alcanzando y el orgullo no me permite ser rebasado por tan amplio número de corredores, en cuanto el cabecilla del grupo me supera  me pongo detrás de él y con gran sufrimiento comenzamos a adelantar corredores que hacía un rato me habían adelantado, me vine  arriba y aceleré, ya solo el cabecilla podía  seguirme, se disponía a lanzarme el esprint final y viendo que estaba mucho más fuerte que yo decido dejarlo para otro día, me conformo con que nadie me adelante y así entro en meta con más sufrimiento  que gloria, obteniendo el mismo tiempo que hacía un año, pero con unas condiciones más duras.
Al final la clasificación nº 60 me dió una alegría ya que con el mismo tiempo había ganado cuarenta posiciones respecto al año pasado, ya vendrán carreras que me dejen buen sabor de boca en la llegada.